DEONTOLOGIA DEL INVESTIGADOR

La profesión de abogado se ha diversificado en diferentes actividades a las tradicionales consideradas anteriormente como las propias de la abogacía como profesión liberal. Actualmente ocupa un lugar muy importante entre las posibilidades del abogado, el dedicarse a la investigación. Las Universidades e Institutos dedican gran parte de su presupuesto a promover la investigación científica, por lo cual consideramos conveniente mencionar algunos de los deberes profesionales de la investigación.

A lo largo de la historia de la humanidad se ha manifestado claramente la influencia benéfica y humanizadora de la Deontología sobre el Derecho. El hombre debe respetar la justicia y evitar la violencia y la desmesura, a fin de disfrutar los bienes del derecho.
Desde la antigüedad vemos que la necesidad de la ética en casi todos los ámbitos de la vida humana, pero de modo especial en el ámbito jurídico: corrupción, robos, violaciones, homicidios, delitos de cuello blanco, fraudes, impunidad... El derecho, que alguien ha descrito con acierto, como el mínimo de ética exigible, estaría destinado a, de algún modo, restaurar el orden y la armonía en la sociedad. Pero si el derecho en su aplicación se corrompe, el caos es mayor, y se hace más urgente recurrir de nuevo a la ética para romper el círculo vicioso y que se propicie, al menos, la aplicación justa y equitativa del derecho.
Von Ihering nos recuerda que en los primeros tiempos de Roma el juez que se dejaba corromper era castigado con la pena de muerte. No existe reproche más grave contra la autoridad judicial que la figura sombría de los que víctimas de una flagrante injusticia se hacen, en su frustración, criminales o ejecutan la justicia por sus propias manos.
Cuando las instituciones legales no están a la altura de su misión la "justicia popular" entra en acción, y con sed de venganza, aplica a los criminales lo que en los Estados Unidos se conoce como la ley de Lynch.
Por consiguiente, la importancia de la ética en el mundo jurídico es algo urgente e imprescindible. Es cierto que el derecho no lo es todo, pero si lo jurídico estuviera impregnado de valores éticos, se daría un paso decisivo hacia un mundo más humano y más justo. La Deontología,  por lo demás, es más necesaria en aquellas profesiones que como la jurídica,  han caído en gran desprestigio.
Estas son las cualidades más sobresalientes en el abogado:

a) Conocimientos
El abogado debe ser un hombre poseedor de conocimientos teóricos en el Derecho. Su capacidad reiterada no debe ser motivo de abandono.

b) Analista
El abogado debe ser una persona diestra en el manejo de la lógica para vencer y convencer. El análisis de la realidad planteada por quien requiere de sus servicios y el encuentro de las normas jurídicas aplicables para de allí llegar a una conclusión, representan una típica tarea silogística.

c) Experiencia
El abogado debe forjarse una experiencia valiosa, producto de un oportuno contacto con la realidad, mediante de una práctica jurídica.

d) Buena fe
El abogado debe de actuar de buena fe y debe creer en la buena fe de los demás, sin llegar al extremo de pecar de una confianza excesiva.

e) Honradez
El abogado debe ser un hombre honrado. Su probidad debe estar fuera de cualquier duda. Al abogado no le basta con ser honrado, debe parecerlo.

f) Equidad
El abogado debe ser poseedor de un buen criterio de equidad. Su pericia no deberá ser puesta jamás al servicio de las causas injustas.

g) Firmeza
El abogado debe ser una persona enérgica para insistir en sus reclamaciones con firmeza de carácter, sin llegar a violentar su lenguaje hablado o escrito.  La fuerza de los argumentos apoyará su energía.

h) Discreción
El abogado debe ser una persona discreta. Los secretos que lleguen a su conocimiento en el ejercicio de la profesión constituyen el secreto profesional.


i) Veracidad
El abogado debe ser una persona veraz. La veracidad es una virtud personal de gran valía pero, en el profesional del Derecho, debe constituir una norma de conducta cotidiana.

j) Ecuanimidad

El abogado ha de estar adornado con la cualidad de la ecuanimidad. Su serenidad debe fortalecerse para estar en aptitud de pasar por duras pruebas. Su entereza de espíritu, deberá darle la calma necesaria para reflexionar y hacer prevalecer el Derecho y la justicia.

k) Respeto
El abogado debe ser un individuo respetuoso de la investidura de toda autoridad representada en un momento dado por cualquier funcionario.

l) Práctico
El abogado debe desarrollar su sentido práctico. Ha de examinar las ventajas y los inconvenientes del procedimiento que ha de seguir y no habrá de penetrar en zonas difíciles cuando pueda evitarlo. No ha de olvidar que se puede ganar perdiendo más de lo que aparentemente se gana.


m) Negociador
Al lado del sentido práctico, se desenvuelve el sentido de la negociación. La parte contraria no debe considerarse forzosamente como enemiga irreconciliable. Toda transacción implica una concesión recíproca de respectivas prerrogativas.

n) Cortesía
El abogado debe rendir pleitesía a su propia dignidad. Para poder exigir el respeto a los demás, el abogado debe empezar por respetarse a sí mismo, y esto lo logrará si establece como norma de su vida el principio de no dañar jamás al prójimo.

“Alter non laedere” (No dañar a otro)

ñ) Vocación
El abogado debe cultivar su vocación por la ciencia del Derecho y por el ejercicio de la profesión que ejerce. Una persona no debe permanecer un minuto en una labor que le desagrade, o para la que sienta que no tiene la debida aptitud.

o) Culto
El abogado debe ser un hombre culto. Su afán de saber no ha de abandonarlo. El fin de sus estudios oficiales no le limitan su posibilidad de aprendizaje cotidiano a través de los libros y acontecimientos trascendentes de su tiempo.

p) Lealtad
El abogado como hombre se debe a la obligación de lealtad. En él las exigencias de lealtad son mayores pues, es depositario de la confianza de quien le ha encargado la defensa de sus intereses.

q) Presentación
Si bien su sencillez o su personal manera de ser no le inclinan por el apego a las reglas de la moda, sí, en cambio, su investidura de profesional del Derecho, le exigen una correcta presentación en su actuación oficial.

r) Dinámico
El abogado ha de ser un hombre dinámico. La marcha de la justicia es lenta por naturaleza propia. Que su desgano no fomente esa lentitud y, mucho menos, que no vaya a poner en peligro la subsistencia de algún derecho de los que representa.

s) Ordenado
El abogado debe ser un hombre ordenado. La falta de metódica armonía en el manejo de varios asuntos de los que simultáneamente se ocupa, pone en peligro su buena actuación y de nada servirían sus grandes conocimientos ni sus magníficas intenciones.









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